NÚCLEO FAMILIAR
AFILIACIÓN RELIGIOSA
Abelardo de la Espriella se declara ateo y, aunque admite no poder explicar a fondo la razón detrás de su postura, se considera un racionalista puro, firmemente guiado por la ciencia y la lógica. Desde su perspectiva, su escepticismo hacia la religión y la idea de Dios se basa en la falta de pruebas empíricas y tangibles. A lo largo de su vida, ha encontrado en la ciencia una fuente de respuestas y explicaciones sobre el mundo, motivo por el cual no ha sentido la necesidad de recurrir a una fe religiosa para encontrar significado o guía moral.
No obstante, De la Espriella mantiene una postura abierta. Alega que si alguien pudiera ofrecerle una prueba irrefutable de la existencia de Dios, estaría dispuesto a reconsiderar sus creencias y convertirse en un ferviente seguidor de la causa católica. Este compromiso demuestra que su ateísmo no es una negación cerrada, sino más bien una posición de escepticismo basada en la evidencia. Para él, la fe debe ser tan convincente y demostrable como cualquier otra verdad científica, y, de no serlo, prefiere mantenerse fiel a sus principios racionalistas.
Su postura refleja una perspectiva que muchos racionalistas y científicos comparten, en la que la búsqueda de la verdad se basa en lo que puede ser probado y observado. Al mismo tiempo, esta apertura a reconsiderar su postura ante una evidencia convincente muestra una mente dispuesta a adaptarse y evolucionar, siempre y cuando los fundamentos de la razón y la prueba estén presentes.
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